4/3/13

09

tropecé la soga y dejé ganar cierto espacio

al sentido interno
                        extinguiéndose
la sombra y el arte de la distancia

hasta medir
con un artefacto los pálpitos enraizados del afecto
                        y a la vista de lo que pueda acontecer
                        el cerco de una huella.

Levanto una pierna no por ello sin advertir el escaso fondo
como la retribución de un injerto específico

                        al pie, la disección, el tubo de ensayo
                        al pie le dolía tu nombre 
                        inmundo       
                        melancólico, medir la percepción
                        zozobrada
                        como el aleteo fónico de las sirenas
                        aún
                        al regresar
                        al privarse de un Afuera
                        al manejar
                        el fonema de un arpón
                        anotarlo, palpar
                        rechazo, avanzo
                        residuo, resistencia
                        piélago de una materia sin qué.

Algo o alguien que innúmera guarecida las elevaciones
del mar al encuentro de la cima y alguien o algo
escucho
qué!
que             al parecer                 empuja hacia el continente la espuma
de algo más que los días. 

Medir el asesinato
el asedio, el pudor al escribir, la armonía robada. No mediar

hasta valorar
las otras latitudes donde la soledad se completa
como un claro en un bosque de sal
                        perdurable
                        como el sonido de una caracola de mar
                        cuyo cuerpo
                        interpone
                        el chasquido de los huesos quebrándose
                        a propósito
                        la-boca acumulando el abismo
                        la atroz lucha del residuo que-me-a-tra-pa

hasta calcular
la colgadura hembra, procaz
la hendidura hombre, espasmo
deducir la convulsión
la palabra viva
el coño encrespado de la multitud
el favor del silencio que mueve mis labios
con un canto que incrustará mi alma
en el excedente
enardeciendo la distancia
el deterioro definible.
Hojas azuladas que caen en la superficie
su vértigo resplandece
y el verdugo, sonríe su siesta del carnero
muestrea la dentadura
mueve sus manecillas de cerdo con la velocidad de un mosquito.

Hembra y hombre, a-
cercarse a esta cama
vestir la invisibilidad
esta estatua de intemperie
esta lengua, paralizada en el mármol frío
exquisito
afiebrado, académico falocrático, fi-
sura de adiestramiento.

Un pequeño pez plateado aletea sobre la sábana
aletea
reanuda
rastrea los anzuelos
el conclave inestable de una sangre fantasmal
e injerto
sin piedad
tu nausea ya ha cobrado alas

    periferia
extensible
como este fango delante mío

hasta comparar
en uno y encantar Otro
espina
epígrafe extirpado a la planta del pie
amordazando la luna al potro de torturas
sin nombrar la hora, solo tú
en vela, afiebrando los párpados
y pujar con hambre el parto
la masa de lodo
en el torno de esta noche sin tregua
cábala que ha de achicar el corazón
irrigar tan solo un acuífero escalofrío
tan solo
sellar __ boca ___ caer ___ día
nómada la palabra
ir a
solo
desmembrar el decoro, la retahíla lúcida de tus adentros
ir a
lo impuro de la luz
la Oración idolatrada
ese aquietante trasfondo de nulidad.

Proporciono
sucumbo al carácter incurable
encarnizado de tu aplauso
lapso __ herido __ asmático
   sed feroz, sin
doma
en el vértice de tus pupilas
en el vertido de espejuelos que brotan de la fusta de tu silencio
__ porción de máscara

hasta vencer
lo sido, lo que ha de ser
la parte
el demasiado, el tarde y la lejanía
sin entablar __ nosotros
vacilantes y confusos aplegados al alimento
por temor al Otro
el criminal irrealizado
respira, soy donde estoy
para colmar lo que no soy
débil, apocado, apago el aliento
que creíais merecer como un mal de altura
mira, escucha
la primera palabra era impersonal
tú       yo        entonamos la cosa que evoca
sin consumirla, sin consumarla.

Derrotar para hallar paz
sin levantar un arma
eso ocurre
eso está
eso es
tronco oprimido por __  anillos
numerados los gritos __  los surcos de esta habitación
que deriva
que me apunta
sin ser idéntica
te digo, se dice, tu córnea
tu desierto talismán, grito
no soy
estoy
hasta vencer en mí

mi






 




poema tal vez inspirado en el libro “el arte de la guerra”,
en el fragmento publicado al comienzo de este blog de  “los siete días
 y además en la exéresis de la deixis.

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