13/8/13

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Adherido a las eternidades perdidas
cada atardecer enreda mi pensamiento
en la terrosa experiencia

en la devastadora evidencia
donde entran cuerpos extraños
entornando sus ojos con secreción de culpabilidad
como incontenibles marionetas encolerizadas.
 

Apartan sus ojos del e-kit de belleza utópico
un instante
para morir al fin de un modo natural.

 

¿Cuál es tu estado?

¿En qué estás pensando?

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Se muda piel bajo tierra hasta sentir lluvia
beberla y frotar el trazo

tierno liquen lírico fuera de la pila

pectoral

        abierto de pulpa uterina

esta luz

—¿esta luz?

 

esta luz
solar o nimbo que nutre el nexo
en voz baja

—¿baja?

 
casi muda
se calla el nombre hasta sentir el desconcierto
moldeado por el aliento de un tiempo...

 
Mesa redonda de precipicios a solas.

 
Mundo que devora lo incomestible
y asedia mi cuerpo aún sin nombre,

informe.

Huida demorada.
Mitigo esta piel en la inocente matriz.

12/8/13

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Todas mis palabras habitan en el hatillo de un espécimen demasiado inoportuno

 
un cuerpo como un pocito de niño cual terruño de nadie coronado hecho mundo

 
[de] pedacitos esponjosos que absorben el latido y hurgan el halo de las sombras

 
pintando el viento y la huella acantilada en mi rostro las monedas del despilfarro

 
y las carencias de una mano que esconde aquel vientre en el hambre del sortilegio

 
precario al menos ahora mientras remonto lo creciente por el hambre y el frío anhela

 
un solo desierto que estreche con uñas demasiado insignificantes e inacabables tal vez

 
hoy desprendiéndome de la vida otra para alcanzar todas mis desvalidas palabras
de niño perdido

 
desdoblando la esquina en un escalofrío miedo palpable que sube hasta el talud
y la astucia

 
o inocencia emerge gira barre alerta al escalador adherido al corazón que astilla

 
para mantenerme así en un adiós y en un manoteo de nativo sumido en la bóveda

[de] cuya

contemplación para desaparecer sin variación atraviesa toda súbita condena.

 

Y además
aún empezando a nacer

su lengua en mi regazo ha omitido el placer

[de] tu olvido.

 

Demasiado juntos comprendemos que hay un sudario sin meditación ni contagio

ni contigo

 
sin deseo ni tiempo presa alumbrando sin embargo la íntima parte sin nombre
crece la cervical

cede 
el espacio sin compromiso de un paisaje ahora tan remoto y nómada   
                                                                                                                                —la hoja
desalojando la ilusión del caparazón y la huesa del acróbata

                                                                                                                                —el aliento

del
espectro.

 
 
Todas mis palabras en un hatillo

cubren el pozo

dentro
la seguridad

lo encontrado

 
el contra

 
la filtración que aborta el olvido

 
el contra

 
la coraza a pique apartándose

deviene

hoja.

 

Todas

demasiadas

 
como piedras preciosas ápices virulentos asolando el lugar que aún habito

inesperado banquete donde florecen diminutas obras abrazadas y apacibles

 
niñez

balbuceo vigilando el pliegue cerca mientras desierta la mirada

 
hasta un mundo diabólico hipermiope de muertes prematuras

 
sorprendidas en el acto mientras los condenados en el lecho

 
mientras

nacer juntos

en un hilo ensangrentado.

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