21/10/13

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a Alba Ceres y

Arturo Borra

 

 

Transparencia.

Tragar el párpado y el tic-tac del sol hasta sudar el desierto

predecir ebrio la cavada noche de las alimañas

las más remotas

las que tragan herida y ahogan la sed cuando duermes.


Trashumancia.

Al decir yo impalpable, pronunciar el nombre imperceptible

híbrida la ausencia de una ausencia, senda

Otra la

que desencadene diferentes escalas en tu pensamiento

errante, miras abajo. Añoras la tierra.

 

I

AUNQUE demasiado pequeño intercedo desde abismo

labio menguante o fulgor que versa mi mano en murmullo

al silencio

al viviente

cuando muro y muerte y hablar no se diferenciaban

de la honda meditación para atrapar la salvación.

¿La recuerdas?

Otra tiranía que ser para otra que me piensa

como erosionado caracol entre tus piernas hasta la precoz

gota de rocío; caerá sobre una brizna de hierba

se esparcirá con la enfermedad y el desnudo festín de tus amantes

Oremos; dadnos el pan de cada día

llenemos de harapos y consiéntenos todo, bienvenidos

sean, saliva perdida de cada día…

 

¿Cumplo la imperceptible e intangible edad…

el por qué de tanta ausencia…?

 

Desgarro el paladar en un espinoso regazo de alimañas

las más remotas

cuyo ascenso arrastra el ruego de las muñecas al sol

el arco absorbente de tu sangre y

tensado el cable, danzará la cuerda…

“llueve tan rígido

en los lugares de la blancura”

… ninguna sed, me transforma en blancura, harapo

que arranca derivaciones por suerte nodriza expulsamos

lo ojos para llenar de lodo nuestra ingravidez.

“El viento llora

y apenas sospecha

qué murmura el agua”

Devorado el hilo trófico, los invitados con el futuro a lomos

caminan al unísono preludiando una eternidad

devanada en un ovillo aún no

                                   concluido,

demorado.

 

II

LENTO coral lento coral hábitat tú hábitat tú

en camino confines aurora regresa a los nidos

encarna otros cuerpos nuevos los

mece en sus costados un corazón qué empuñar

la comisura del incendio novicio…

 

Se deflagra el baile de máscaras con la definición

de una astilla, cristal encostrado en el rostro, sillar

armónico que

                        /pausa los alientos meridianos

y el propio lenguaje; gemación que regurgita un hogar.

 

El hogar comparte un desierto de huéspedes

un fuego definitivo que nos transmigra  de un zapato

a la contemplación de un monedero.

 

Frío pálido entre tinieblas, pústulas de paloma y

documentos biográficos para que los recite un mensajero arrítmico.

 

Se propaga esta cálida tempestad y al rojo escombro

a la puesta de sol

desovan como fieles filigranas feligreses digeridos

a la puesta de sol

como un rudimento que anhela profanos hendiendo el alba

para fines nobles

los más circenses

los más cercanos

aquellos que creen en un futuro que emigra.

 

Como vivo pienso dijo el más pensativo de los huéspedes

pero la llama lo consumió igual, aún anfibio

su espina, espasmo

transitivación de un lenguaje combustible al sacrificio

con curiosos rizos al absurdo de su territorio.

 

Llama el hambre Llama el hambre llama hambre llama

la carne anillos de los troncos.

 

El extraño nudo entre hablar y pensar ardió.

 

III

VEAMOS como la sal entibia y serena nuestros pies

el perro de paja, como seca el rabo desde abajo

la peregrina mordida hasta el regazo y su risa salvaje

traga luz y sedimenta y yace con la destreza de lo sagrado,

demasiado perfecta como para alzar el vuelo,

inoculando en los genitales orugas que aprecian el calor

y sobre el tablero la espalda prometida

involuntariamente enclavada. Alas y raíz, contonea

aquellos insectos el rastreo artesano de su morada en

mi corazón descortezado

con la certeza

del alimento.

 

La réplica a la altura del agujero negro del deseo,

con su alfabeto hermético y su estirpe rumiando

mil veces, arraigando al borde de la consumación

de lo exhausto.

Medito sobre el mapa. Borro el orgullo y la ambición

frívola de las fronteras

que una noche pinté en tu seno y en la mordaza de tu geografía

augur o desperdicio mediúmnico. En la superficie, dicho

avance, alzadas las paredes maestras con entusiasmo

y fiebre

con la arena de desiertos y playas lejanas

así

¿Qué meditación nos salvará?

¿Qué blanda sinceridad del espíritu transforma

la trama en fósil?

así el nido, dejó de existir.

 

Es ceniza que los ángeles imaginaron de nosotros

sin porción, pero nosotros calculamos el día

en medio de la asfixia para domesticar el tiempo

en una mejor vida

jibarizada entre el trabajo y una pantalla, pastoral

que busca la felicidad sepultándose entre promesas.

 

El remordimiento confunde sendas

y presencia todas las ejecuciones, rivales

carentes de literalidad concretan el estigma

hasta la más pura insensibilidad.

No tocar tierra. No hacer nido. No nacer.

Así la tierra, también dejó de existir.

 

IV

SER memoria de subsuelo. Convengo con mi maestro

por su temblor y su mudez

para sanar el viento”.

Para hablar conmigo mismo

                                   /escribo aireo

                                   pájaros cantores

Nada toco. Nada necesito. Reposo sobre el hueco,

falta de cerco aquel que el corazón enfría

para no tocar

bidentes creencias.

 

un insecto arrastra el paisaje, es un mu-shin

que me tensa al borde de un anzuelo

como una libélula celeste albergando el misterio

la quietud.

Deshacer la substancia, la esencia; el efecto extirpable

de la promesa con el pulso oscuro de la palabra.

 

El puente es aire. Es ritmo quien lo eleva.

A la lengua (lo) juro esta nada tan sensible

que encierra todo el uni

verso.

Es aire el puente. Es acunar el hambre

quien allana, la orquídea y la orquídea.

 

Un gorrión trae el pincel en su pico y lo deja caer

la inteligencia ha sido secuestrada –dice-

            dependerás de las imágenes” pero para un vagabundo

conocedor de la espuma de sus llagas nada duerme,

nada ata

el aire, sólo el aire

la cosa

y

la palabra

—copulan—

Talismán.

Transparencia )
/ Trashumancia


3/10/13

29



a Pepe Maiques 


 
 

Tengo ganas de acodarme en mi mano e ingerir el miedo

recordar el rostro solitario que dibuja en mi entraña

la otra cara, la que mastica el agujero, la aceptación

sin forma

ingerir fondo; hilar las pupilas a la sombra

deshacerme.

 

i /a ,         i / a,         i / a,        i / a,

 

Tengo sed de mar.

De hundir el pensamiento en el lecho

zozobrar su filo para orar como un borrico.

 

( i/a, i/a, i/a )

/ ya

.

.