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No sabes mucho

esperas un rato

pero haces una pelota con la hoja

y más tarde,

un golpe seco suena en la habitación contigua

durante horas

al final hace algunas pausas y de un momento

a otro escucharás la voz del vecino

inevitable

estruendosa y a-cosante  /   vuelve a la carga

de nuevo el golpe seco

a veces parece los pasos de una escalera

y otras, cuando cesa

se exhiben como cartas de un juego extraño

las fisionomías del silencio tan constante

tan juego

como la habitación de un cosmonauta lanzado al mar

marcas trazadas hace ya tiempo en el sol quizás

de cuando te acercaste demasiado y eras

una singular molécula en un microscop i ©


Fa-           cción

csimilado

como el verso de un poema de una matrioska

escrito en un lazo rojo en la rama de un árbol

una fotografía de joven, hermosa, abrazada al zorro

y aquel verso en la barra de bar mientras

volteándose en bandada

unos periódicos apolillados en la esquina.

 

Fijas tu mente en la magia para descubrir tu mente

voilà – volere

vacilas al pensar, describes la trampa

las mismas caras en las mismas nubes

la arena del rostro dormida en un desierto

y continúas remando hasta llegar a la isla.

 

hasta el epílogo y refundar / afirmar / la envoltura brumosa que cruza el bosque lamiendo salubre el cuerpo que duerme sobre la nieve / intimidad sin rechazo y dejar que el bosque entre en el cuerpo del no nato
 / la pausa /
entrara en la copa de la habitación absorbiendo la sangre caliente que brota antes del nacer / antes del despertar / aureolar la superficie hasta la disforia / hasta adquirir el producto anunciado con la sonrisa criminal del vendedor de almas / no estás solo









       del film [Un hombre que duerme] –Georges Perec, Bernard Queysanne.

                     “ ....ya no eres el dueño anónimo del mundo, aquel sobre el cual la historia no tenía poder, aquel que no sentía caer la lluvia, que no veía venir la noche. / Ya no eres el inaccesible, el límpido, el transparente.”

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