a Alba Ceres y
Arturo Borra
Transparencia.
Tragar el párpado y el
tic-tac del sol hasta sudar el desierto
predecir ebrio la cavada
noche de las alimañas
las más remotas
las que tragan herida y
ahogan la sed cuando duermes.
き
Trashumancia.
Al decir yo impalpable,
pronunciar el nombre imperceptible
híbrida la ausencia de una
ausencia, senda
Otra la
que desencadene diferentes
escalas en tu pensamiento
errante, miras abajo. Añoras
la tierra.
I
き
AUNQUE
demasiado pequeño intercedo desde abismo
labio menguante o fulgor que
versa mi mano en murmullo
al silencio
al viviente
cuando muro y muerte y
hablar no se diferenciaban
de la honda meditación para
atrapar la salvación.
¿La recuerdas?
Otra tiranía que ser para
otra que me piensa
como erosionado caracol
entre tus piernas hasta la precoz
gota de rocío; caerá sobre
una brizna de hierba
se esparcirá con la
enfermedad y el desnudo festín de tus amantes
Oremos; dadnos el pan de
cada día
llenemos de harapos y
consiéntenos todo, bienvenidos
sean, saliva perdida de cada
día…
¿Cumplo la imperceptible e
intangible edad…
el por qué de tanta
ausencia…?
Desgarro el paladar en un
espinoso regazo de alimañas
las más remotas
cuyo ascenso arrastra el
ruego de las muñecas al sol
el arco absorbente de tu
sangre y
tensado el cable, danzará la
cuerda…
“llueve
tan rígido
en
los lugares de la blancura”
… ninguna sed, me transforma
en blancura, harapo
que arranca derivaciones por
suerte nodriza expulsamos
lo ojos para llenar de lodo
nuestra ingravidez.
“El
viento llora
y
apenas sospecha
qué
murmura el agua”
Devorado el hilo trófico,
los invitados con el futuro a lomos
caminan al unísono
preludiando una eternidad
devanada en un ovillo aún no
concluido,
demorado.
II
き
LENTO
coral lento coral hábitat tú hábitat tú
en camino confines aurora
regresa a los nidos
encarna otros cuerpos nuevos
los
mece en sus costados un
corazón qué empuñar
la comisura del incendio novicio…
Se deflagra el baile de máscaras
con la definición
de una astilla, cristal
encostrado en el rostro, sillar
armónico que
/pausa los alientos meridianos
y el propio lenguaje;
gemación que regurgita un hogar.
El hogar comparte un
desierto de huéspedes
un fuego definitivo que nos
transmigra de un zapato
a la contemplación de un
monedero.
Frío pálido entre tinieblas,
pústulas de paloma y
documentos biográficos para
que los recite un mensajero arrítmico.
Se propaga esta cálida
tempestad y al rojo escombro
a la puesta de sol
desovan como fieles
filigranas feligreses digeridos
a la puesta de sol
como un rudimento que anhela
profanos hendiendo el alba
para fines nobles
los más circenses
los más cercanos
aquellos que creen en un
futuro que emigra.
Como vivo pienso dijo el más
pensativo de los huéspedes
pero la llama lo consumió
igual, aún anfibio
su espina, espasmo
transitivación de un
lenguaje combustible al sacrificio
con curiosos rizos al
absurdo de su territorio.
Llama el hambre Llama el
hambre llama hambre llama
la carne anillos de los
troncos.
El extraño nudo entre hablar
y pensar ardió.
III
き
VEAMOS
como la sal entibia y serena nuestros pies
el perro de paja, como seca
el rabo desde abajo
la peregrina mordida hasta
el regazo y su risa salvaje
traga luz y sedimenta y yace
con la destreza de lo sagrado,
demasiado perfecta como para
alzar el vuelo,
inoculando en los genitales
orugas que aprecian el calor
y sobre el tablero la
espalda prometida
involuntariamente enclavada.
Alas y raíz, contonea
aquellos insectos el rastreo
artesano de su morada en
mi corazón descortezado
con la certeza
del alimento.
La réplica a la altura del
agujero negro del deseo,
con su alfabeto hermético y
su estirpe rumiando
mil veces, arraigando al
borde de la consumación
de lo exhausto.
Medito sobre el mapa. Borro
el orgullo y la ambición
frívola de las fronteras
que una noche pinté en tu
seno y en la mordaza de tu geografía
augur o desperdicio
mediúmnico. En la superficie, dicho
avance, alzadas las paredes
maestras con entusiasmo
y fiebre
con la arena de desiertos y
playas lejanas
así
¿Qué meditación nos salvará?
¿Qué blanda sinceridad del
espíritu transforma
la trama en fósil?
así el nido, dejó de
existir.
Es ceniza que los ángeles
imaginaron de nosotros
sin porción, pero nosotros
calculamos el día
en medio de la asfixia para
domesticar el tiempo
en una mejor vida
jibarizada entre el trabajo
y una pantalla, pastoral
que busca la felicidad
sepultándose entre promesas.
El remordimiento confunde
sendas
y presencia todas las
ejecuciones, rivales
carentes de literalidad
concretan el estigma
hasta la más pura
insensibilidad.
No tocar tierra. No hacer
nido. No nacer.
Así la tierra, también dejó
de existir.
IV
き
SER
memoria de subsuelo. Convengo con mi maestro
por su temblor y su mudez
“para sanar el viento”.
Para hablar conmigo mismo
/escribo aireo
pájaros cantores
Nada toco. Nada necesito.
Reposo sobre el hueco,
falta de cerco aquel que el
corazón enfría
para no tocar
bidentes creencias.
—un insecto arrastra el paisaje, es un mu-shin
que me tensa al borde de un
anzuelo
como una libélula celeste
albergando el misterio
la quietud.
Deshacer la substancia, la
esencia; el efecto extirpable
de la promesa con el pulso
oscuro de la palabra.
El puente es aire. Es ritmo
quien lo eleva.
A la lengua (lo) juro esta
nada tan sensible
que encierra todo el uni—
verso.
Es aire el puente. Es acunar
el hambre
quien allana, la orquídea y
la orquídea.
Un
gorrión trae el pincel en su pico y lo deja caer
“la inteligencia ha sido secuestrada –dice-
dependerás de las
imágenes” pero para un vagabundo
conocedor de la espuma de
sus llagas nada duerme,
nada ata
el aire, sólo el aire
la cosa
y
la palabra
—copulan—
Talismán.
( Transparencia )
/ Trashumancia
1 comentario:
transparencia / trashumancia, poema río, errante, salido de la garganta del que canta y arde.
"Nada toco. Nada necesito. Reposo sobre el hueco,
falta de cerco aquel que el corazón enfría..."
hermoso, daniel. para releer y volver a esperar la cadencia
abrazos
pepe
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