Todas mis palabras
habitan en el hatillo de un espécimen demasiado inoportuno
un cuerpo como un pocito
de niño cual terruño de nadie coronado hecho mundo
[de] pedacitos
esponjosos que absorben el latido y hurgan el halo de las sombras
pintando el viento y la
huella acantilada en mi rostro las monedas del despilfarro
y las carencias de una
mano que esconde aquel vientre en el hambre del sortilegio
precario al menos ahora
mientras remonto lo creciente por el hambre y el frío anhela
un solo desierto que
estreche con uñas demasiado insignificantes e inacabables tal vez
hoy desprendiéndome de
la vida otra para alcanzar todas mis desvalidas palabras
de niño perdido
de niño perdido
desdoblando la esquina
en un escalofrío miedo palpable que sube hasta el talud
y la astucia
y la astucia
o inocencia emerge gira
barre alerta al escalador adherido al corazón que astilla
para mantenerme así
en un adiós y en un manoteo de nativo sumido en la bóveda
[de] cuya
contemplación para
desaparecer sin variación atraviesa toda súbita condena.
Y además
aún empezando a nacer
aún empezando a nacer
su lengua en mi regazo
ha omitido el placer
[de] tu olvido.
Demasiado juntos
comprendemos que hay un sudario sin meditación ni contagio
ni contigo
ni contigo
sin deseo ni tiempo
presa alumbrando sin embargo la íntima parte sin nombre
crece la cervical
crece la cervical
el espacio sin
compromiso de un paisaje ahora tan remoto y nómada
—la hoja
—la hoja
desalojando la ilusión
del caparazón y la huesa del acróbata
—el aliento
del
espectro.
—el aliento
del
espectro.
Todas mis palabras en un
hatillo
cubren el pozo
dentro
dentro
la seguridad
lo encontrado
el contra
la filtración que aborta
el olvido
el contra
la coraza a pique
apartándose
deviene
hoja.
Todas
demasiadas
como piedras preciosas
ápices virulentos asolando el lugar que aún habito
inesperado banquete
donde florecen diminutas obras abrazadas y apacibles
niñez
balbuceo vigilando el
pliegue cerca mientras desierta la mirada
hasta un mundo diabólico
hipermiope de muertes prematuras
sorprendidas en el acto mientras los
condenados en el lecho
mientras
nacer juntos
en un hilo
ensangrentado.
1 comentario:
piedras preciosas, de niño perdido o de espécimen inoportuno, pero piedras preciosas que son sin duda el tesoro de ese hatillo.
Un beso
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