ocurre esta vez
al desprenderte de tus huesos
que cara a cara
se deja caer la claridad
como un fruto maduro,
ya no es posible la pausa
ya no ni la poesía
tu ligero velo de tristeza
tu rasgo sombrío a lomos del viento
a modo mudo, avanza, tranquilo
enredado en un sonido de dulces quejidos.
Los bosques han desprendido sus sombras
para abrazar tu marcha
absorben el caldo que brota de tu corazón
la legibilidad de un itinerario
para caminar lo impropio
ya no acunado por el propio latido
ya no
tu distancia y tu deriva tropiezas
y sigues, mudas, atizas el espectro
tu suntuoso principal de raso
al beso y la mordida.
ocurre esta vez, acerados dientes
adecuándose a una quietud que remonta
el feudo lógico de mil nidos nómadas
transita
transmuta
tu tacto
tu mapa escondido en el umbral
la respiración instruida en los afectos
y el recuerdo de aquel beso
atrapando como dos rocas mi mano
que supiste quebrar / separar la carne
con el tañido de una navaja,
y esta sangre prohibida salpica el mar
abalizando la sed ciega que sedimentan tus labios
la transpiración de un manso deseo
aprender de oído
como se coagula en un rayo de sol
el pródigo amor
ya no inocente
ya no.
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